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Cortázar y el cine

Julio Cortazar (1914-1984) fue uno de los escritores mas innovadores y originales de Argentina (a pesar de que vivió muchos años en Francia) y de su época. Rompió las formas clásicas y la linealidad de la novela y fue maestro del relato corto y la prosa poética. Acá una lista de 10 películas que fueron basadas en sus cuentos...

 

La cifra impar Manuel Antín / 1962 / Argentina.

Ópera prima del director argentino referente de la generación del 60, que dedicó tres de sus primeras cuatro películas a la obra de Cortázar.

La cifra impar es una adaptación del cuento “Cartas de mamá”, incluido en Las armas secretas publicado en 1959.

La historia transcurre entre la capital francesa y la argentina.

En París, la pareja de Luis (Lautaro Murúa) y Laura (María Rosa Gallo) convive con el perturbador recuerdo de Nico, fallecido hermano de Luis y que tiempo atrás fuera pareja de Laura.

Desde Buenos Aires llegan con frecuencia las cartas de la anciana madre de Luis (Milagros de la Vega), hasta que en una de ellas menciona a Nico y su deseo de viajar a París.

Al cuento original, el guión de Manuel Antín y Antonio Ripoll incorpora una profunda lectura psicológica de los personajes que en su evolución roza lo fantástico, impulsada por la culpa ante el desafortunado destino de Nico, y una saludable variedad de recursos cinematográficos.

Gran parte de la película fue rodada en el barrio latino de París, ciudad en la que vivió Cortázar.

Pero el primer contacto entre el autor y la película se dio poco después en Buenos Aires durante una proyección previa al estreno.

Suele considerarse a La cifra impar como la mejor de las adaptaciones cinematográficas de la obra de Cortázar, aunque su prestigio se consolidó con posterioridad.

Al rechazo de la crítica de la época, que tildaba a la película de “afrancesada” y carente de argentinidad, la respuesta más positiva vino del propio Cortázar, quien colaboró con Antín en las siguientes películas.

 

Circe Manuel Antín / 1964 / Argentina.

En 1951 Julio Cortázar publicó Bestiario, libro de cuentos al cual pertenece “Circe”, relato que rescata a la hechicera homérica que por única vez se enamora de Odiseo.

Escritor y director dieron forma al guion a partir del intercambio de cartas y de cintas, previo encuentro en el Festival de Cannes.

Parte importante de esta correspondencia fue publicada recientemente en el Tomo I de Cartas Cortázar por Editorial Alfaguara.

Así como en el cuento, en la película el personaje de Circe se llama Delia (Graciela Borges).

Se trata de una joven que carga con el peso de haber visto morir a sus dos novios, uno por un síncope y otro por un suicidio.

Ahora ha aparecido un tercero (Alberto Argibay), quien intenta desentrañar las misteriosas conductas de Delia y liberarla de su predestinación.

Aquí es donde aparecen las propuestas visuales propias de una adaptación cinematográfica: las costumbres que el personaje practica en el cuento son reemplazadas por elementos que forman parte de la puesta, como rejas, espejos y persianas, objetos que simbolizan el encierro interior de Delia.

Al igual que en La cifra impar, la muerte de los amores pasados marca el pulso de los actos del presente y nuevamente es el perfil psicológico del personaje el motor de la película.

 

 El perseguidor Osias Wilenski / 1965 / Argentina.

Para la misma época en que Antín realizaba sus películas, otro director argentino, Osias Wilenski, realizaba su ópera prima El perseguidor, versión del cuento inspirado en el saxofonista Charlie Parker y que forma parte de Las armas secretas (1959).

Narra el proceso autodestructivo de un músico de jazz llamado Johnny, entregado a las drogas, el alcohol y al destrozo de sus relaciones afectivas.

El personaje principal fue interpretado por Sergio Renán.

El perseguidor tiene sus defectos: es una película raramente elogiada y cuya persistencia se debe más que nada al cuento de Cortázar.

El guión se entorpece por la inserción de frases contundentes (manchones de la pluma del guionista Ulises Petit de Murat, sobreviviente del cine gauchesco argentino).

Entre sus virtudes está la creación de ambientes sombríos, desgastados, escenarios que bien pueden hallarse en una ciudad como Buenos Aires y es por eso que, con algo de distancia, este filme vale como un buen ejemplo de las búsquedas estéticas del cine argentino de los 60.

Poco después de su estreno, la película fue secuestrada por la justicia debido al reclamo del padre Zulma Faiad, quien había hecho un desnudo siendo menor de edad.

Pero lo más sobresaliente tiene que ver con la banda sonora.

Al momento de dar su opinión, Cortázar solamente se mostró satisfecho con la música compuesta por Rubén Barbieri y ejecutada por Leandro “El gato” Barbieri.

El asunto es que también hubo un prolongado conflicto con el pago de los derechos de autor por lo que Cortázar nunca simpatizó con la película de Wilenski.

 

 

Intimidad de los parques Manuel Antín /1965/ Argentina-Perú.

Julio Cortázar no estaba muy convencido de realizar la que fue finalmente la última película de Antín en torno a su obra.

Se trata de una adaptación en simultáneo de “El ídolo de las Cícladas” y “Continuidad de los parques”, cuentos que formaban parte de Final de juego (1956).

Fue rodada en Lima, Cuzco y las ruinas del Machu Pichu.

Uno de los aspectos que no agradaban a Cortázar era el escenario elegido, en vista de que sus cuentos hacían referencia a la Antigua Grecia.

En palabras de Antín: “Contra la voluntad de Cortázar adapté el mármol a la piedra.

Me pareció que Machu Pichu era la Grecia de Latinoamérica”.

La historia plantea un triángulo amoroso entre Teresa (Dora Baret), su marido Hector (Paco Rabal) y su ex amante Mario (Ricardo Blume), con quien la mujer había conocido las ruinas de Machu Pichu durante un viaje de estudios, experiencia que desembocó en el hallazgo de una estatuilla que influyó en las conductas de Mario.

Los roles entre los personajes quedarán establecidos: Mario representa lo espiritual, mientras que el aspecto más terrenal corresponde Héctor y Teresa es el nexo entre estos dos mundos.

Antín siempre reconoció que el hermetismo de su propuesta alejó a Intimidad de los parques del público.

Fue, de hecho, la menos vista de sus tres películas sobre Cortázar.

 

 

 Blow up Michelangelo Antonioni / 1966 / Italia-Gran Bretaña.

La más conocida de las adaptaciones.

El director italiano ya gozaba de una alta reputación en el panorama cinematográfico europeo y Blow Up fue su primera experiencia fuera de su país, rodada pocos años después de la publicación de Rayuela.

Se trata de una adaptación de “Las babas del diablo”, correspondiente al libro Las armas secretas.

Es la historia la de un fotógrafo de modas (David Hemmings) que al ampliar unas fotos descubre las pistas de un asesinato y se obsesiona con el hecho, a tal punto de aislarse de su vida cotidiana en su afán de develar el misterio.

Este hallazgo en blanco y negro se contrapone a un mundo colorido, las modas juveniles y una cultura pop de los sesenta, si se quiere superficial, pero real al fin.

Es la búsqueda de una realidad que trascienda lo que se ve a primera vista lo que vincula directamente a Blow Up con el cuento, aunque Cortázar aclaró que nunca encontró en ella una conexión precisa.

Una colorida anécdota contada por Cortázar da cuenta de ello: “Italo Calvino, que es amigo mío, le escribió una vez un libro a Antonioni.

Cuando llegó el momento de filmarlo, Italo descubrió que lo único suyo que había quedado era el tucán.

Después supo por Mónica Vitti que le gustaba mucho la idea del tucán”.

 

 Weekend Jean-Luc Godard / 1967 / Francia.

No se trata propiamente de una adaptación sino de una cita, aunque bastante extensa y con cierto peso dentro de la historia.

Aunque no exista constancia de intercambio alguno entre Cortázar y Godard, se da por sentado que el cuento al que hace alusión el inicio de la película es “La autopista del Sur”, publicado un año antes, relato que tendrá una adaptación más literal algunos años después con Il grande atasco de Luigi Comencini (ver puesto 7).

Todo arranca con un idílico paseo al campo de un grupo de burgueses que prontamente se transforma en una sucesión de situaciones desagradables, empezando por un descomunal embotellamiento en la ruta provocado por un accidente fatal.

Es esta famosa escena realizada mediante un extenso travelling la que hace referencia a “La autopista del sur”.

Claro que en su desarrollo el cuento de Cortázar ofrece mucho más, a medida que el embotellamiento se prolongue y surja una miniatura de la sociedad moderna.

Algo de esto se insinúa en Weekend, porque entre bocinazos e insultos, algunos ya han empezado a entretenerse al borde de la carretera.

 

 El gran embotellamiento Luigi Comencini / 1979 / Italia.

Es la adaptación casi literal de “La autopista del sur”, el mismo que fuera abordado de manera parcial por Godard (ver posición 6).

En ninguno de los dos casos aparece Cortázar acreditado en los títulos de presentación.

Se trató de una película orientada claramente al público europeo en general, un tipo de producción muy frecuente en los 60 y 70 que intentaba contrarrestar el dominio del cine angloparlante.

De allí que el reparto incluyera a figuras de varios países, empezando por los italianos Alberto Sordi, Marcello Mastroianni y Ugo Tognazzi, los españoles Fernando Rey, Angela Molina y José Sacristán y los franceses Gerard Depardieu y Annie Girardot.

La cantidad de nombres con que se presentó la película (L ́Ingorgo, Una historia impossible, Il grande atasco), aún en la misma Italia, responde a esa premisa.

La historia da cuenta de un gigantesco embotellamiento en la ruta que conduce a Roma.

La prolongación del mismo irá sometiendo a los personajes a diversas situaciones hasta resquebrajar los pilares de la conducta humana.

Habrá una pareja que se separa, un hombre que muere por falta de asistencia médica y una violación, secuencia particularmente desagradable debido a la indiferencia de los demás personajes y que es la única que se aparta del tono de comedia que presenta la película.

La gran diferencia con el cuento original está en la elección del foco de atención.

Mientras Cortázar se centra en las acciones, la película lo hará en los personajes.

 

 

 Jogo subterrâneo Roberto Gervitz /2005 / Brasil.

El cuento “Manuscrito encontrado en un bolsillo” forma parte del libro Octaedro (1974).

En primera persona, cuenta la historia de un hombre que practica un juego que consiste en establecer una ruta dentro de la red del metro de París.

Si durante el trayecto encuentra una mujer que coincide con este trazado, él se otorga el derecho de abordarla.

La cinta brasileña toma esta idea como punto de partida, y la aprovecha para redondear una buena ficción acerca de la soledad en las grandes ciudades.

La red de subterráneos parisina es reemplazada por el menos glamoroso metro de San Pablo.

 

Mentiras piadosas Diego Sabanés / 2008 / Argentina.

Entre las adaptaciones más recientes, sobresale esta película realizada por el debutante Diego Sabanés con un magnífico elenco en el que figuran muchos nombres más conocidos por su labor teatral, como Marilú Marini, Claudio Tolcachir y Rubén Szuchmacher.

Se trata de una adaptación del cuento “La salud de los enfermos”, en la que también se reconocen varios elementos de otros textos de Cortázar pertenecientes al libro Todos los fuegos el fuego (1966).

La historia transcurre en la intimidad de una familia burguesa.

Pablo ha partido a París para probar suerte como músico.

Pasa el tiempo y no hay noticias de él, lo cual comienza a preocupar a su madre.

Temiendo por su salud, sus otros dos hijos escriben falsas cartas y envían regalos.

El plan involucra a otros miembros de la familia y a la novia de Pablo, que es instada por Mamá a apresurar los preparativos de la boda para forzar el regreso de su novio.

El montaje de una gran mentira tiene sus costos, pronto aparecerán las deudas y el desmantelamiento de los bienes familiares.

Y lo más importante, o lo más cortazariano, es que todos los involucrados irán perfeccionando sus roles hasta acomodarse a esta construcción ficticia.

 

 

Diario para un cuento Jana Bokova / 2008 / Argentina-España.

En 1983 Julio Cortázar publicó su último libro, Deshoras, del que forma parte “Diario para un cuento”.

Es un complejo relato en el que el autor recupera vivencias algo dispersas de los primeros años 50, época en la que siendo muy joven vivía en Buenos Aires, con el recuerdo de un amor postergado en un primer plano.

Quien haya leído este cuento difícilmente pueda imaginar una adaptación cinematográfica.

Pero se hizo y muy bien.

El derrotero de la directora checa Jana Bokova merece ser citado.

Durante la Primavera de Praga (1968) dejó su país, vivió y se formó en Londres y París y a mediados de los ochenta llegó a la Argentina para realizar una serie de excelentes documentales para la BBC de Londres sobre el tango y el folclore argentino.

Su primer largometraje en nuestro país fue acaso el único en tener a Cortázar como personaje principal, aunque éste se presente con el nombre de Elías, interpretado por Germán Palacios.

Las señas particulares y los gustos de Cortázar son inconfundibles, algunos tomados textualmente del cuento y otros directamente del mundo cortazariano.

Así aparece su pasión por el jazz, por Carlos Gardel, por los poetas ingleses, su admiración por Bioy, la época en la que trabajaba como traductor y el futuro escritor que observa a un chico jugando a la rayuela y que finalmente marcha a París.

Elías/Julio Cortázar pasa buena parte de sus horas en un burdel.

Allí conoce a varios personajes, entre ellas a las prostitutas que le piden la traducción de las cartas de sus novios extranjeros.

Con una de ellas tendrá un romance, la Anabel del cuento original.

También habrá un romance con una mujer burguesa y un asesinato que lo salpicará hasta que decida dejar la Argentina, justo al momento de la muerte de Eva Perón.

 

 

Fuente: Télam.-


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