DanielBurman nasce en Buenos Aires en el año de 1973. Estudiaproducción audiovisual y derecho y en 1992 ya es unparticipante activo de la escena del cineargentino. Fue entre otros el productor del premiadolargometraje de Marco Bechis, GARAGE OLIMPO, y autor/director devarios cortas. En 1998 rueda su primer largometraje, ESPERANDO ALMESIAS. Entre sus películas conocidas en Europa estánTODAS LAS AZAFATAS VAN AL CIELO, EL ABRAZO PARTIDO y DERECHO DEFAMILIA, filme de apertura de la Berlinale de este año. Todas ellas fueron realizadas junto con el actor Daniel Hendler.Claudia Regina Martínez publicó el siguiente artículoacerca de DERECHO DE FAMILIA en la revista "Matices":
Laconstrucción de la paternidad
Hacedos años, el argentino Daniel Burman se llevó delFestival de Berlín dos Osos de Plata - uno para él yotro para su actor fetiche, el uruguayo Daniel Hendler - por supelícula El abrazo partido. Fue el comienzo de unaetapa de consagración, que convirtió a su cuartapelícula en la más exitosa de su carrera. Este año,el director de 32 años regresó a la capital alemanapara presentar su nuevo trabajo, Derecho de familia. Lo hizosin los nervios de la competencia, ya que su película abrióla sección Panorama Especial, pero sí con la presiónde la expectativa tras su logrado trabajo anterior. En una entrevistarealizada en febrero en Berlín, Burman reconoció que lecostó ponerse a escribir un nuevo guión tras Elabrazo partido.
“Laprimera etapa fue muy difícil porque lo que pasó con Elabrazo partido superó por mucho mis expectativas. Estabaun poco aterrado. Pero, por suerte, duró poco tiempo. Y un díatuve la iluminación y me di cuenta de que no tenía queescribir una película mejor, sino que tenía que hacerotra película, que no tenía que ganarle a El abrazopartido. Eso fue liberador”.
Apartir de entonces se puso a trabajar en Derecho de familiacon la idea de reflejar el proceso de construcción de lapaternidad, ese momento de la inversión de los roles en el quelos hijos se convierten en padres. Durante la escritura y el rodaje,casi logró olvidarse de su película anterior, pero conel estreno, las comparaciones se hicieron inevitables. “Creo queesta película tiene una madurez mayor en la narrativa. Estoymuy orgulloso de cómo quedó”.
TambiénHendler, protagonista del film, está satisfecho con su cuartacolaboración con Burman: “No responde a la presión detener que ser una especie de continuación, sino que toma otrocamino. Propone otra etapa, con otro estilo narrativo y visual y untono más de comedia. Por supuesto, que tienen cosas en común,pero quizá ésta es una película másmadura”.
EnDerecho de familia, que se estrenó en Argentina el 23de marzo y en España se presentará en septiembre uoctubre, Burman analiza la relación padre-hijo, con una tramaambientada en el mundo de los abogados y los tribunales. La películase centra en el momento en que el abogado Ariel Perelman (Hendler)tiene por delante la tarea de definir su identidad, diferenciarse desu padre y construir su familia y sus roles de esposo y padre desdesu propio espacio. El hijo de Ariel Perelman es interpretado por EloyBurman, hijo del director. “El tema de la paternidad es un punto departida de varias cosas que he escrito. Por supuesto mi propiapaternidad me da cierto verosímil. A veces, cuando mis hijoslloran, hacen lío en la casa, es todo un despelote y no puedohacer nada, mi consuelo es pensar que si ellos no existieran nopodría haber escrito esta última película”,comentó con una sonrisa.
Hendler,que no es padre, tuvo que acercarse a la paternidad de otra manera:“Lo más cercano que tuve a un hijo es una perra que adoptéantes del rodaje. No lo hice como preparación, sino que fuecasual, pero me hizo pensar en qué es lo que significa hacertecargo de alguien y sentir que alguien dependa de vos para comer”.
Despuésvino el contacto con Eloy, que para Hendler fue una experiencia muyintensa. Juntos fueron a clases de natación y poco a pocofueron estableciendo un vínculo. “Obviamente, todos llevamosun padre dentro. Hay un instinto paternal que en mi caso todavíano explotó, pero que intenté sacar para afuera”.
Elhumor vuelve a tener un papel fundamental en este quinto film delargentino, al que ya muchos bautizaron como "el Woody Allenlatinoamericano". "Me parece muy divertido que todas lascosas que odiamos de nuestros padres, después las empezamos ajustificar para finalmente repetirlas", dijo el director, queniega que la película se base en su propia vida. “No séporqué siempre me preguntan si mis películas sonautobiográficas. Supongo que es porque hay ciertos elementosautobiográficos, pero son sólo puntos de partida”.
Eneste film, no está tan presente el judaísmo delprotagonista como en otras películas de Burman. "Despuésde El abrazo partido sentí que todo lo que hacíase enmarcaba en mi esencia judía y reaccioné contraeso. Por eso este personaje es judío, pero en lo que estápasando eso no supone ningún conflicto. De hecho, estácasado con una católica".
TrasBerlín, la película compitió en el FestivalInternacional de Cine de Mar del Plata (Argentina), donde se alzócon Premio del Público a la Mejor Película, como yaocurrió en 2004 con El abrazo partido. Burman formaparte, junto a Pablo Trapero, Lucrecia Martel, Diego Lerman y AdriánCaetano, entre otros, de la generación del Nuevo CineArgentino, un movimiento surgido a principios de los 90 que renovóel cine de ese país sudamericano estilística ytemáticamente.
Para Burman, que debutó en ellargometraje con Un crisantemo estalla en cincoesquinas (1998)y luego rodó Esperando al mesías (2000) y Todaslas azafatas van al cielo (2002), este Nuevo Cine Argentino "yasuperó la fase de moda o boom”. “Hay toda una serie dedirectores que delinearon sus propios universos y que cuentan conmucha libertad creativa”.
Enel marco de ese auge, Burman fundó junto a Diego Dubcosky, laproductora BD Cine, que está a punto de cumplir diez añosde existencia. “Eso es bastante milagroso en Argentina, con todaslas cosas que pasaron. Y tenemos el placer de trabajar con directoresque nos gustan, no sólo como directores, sino como personas.Ahora estamos produciendo una película de Diego Lerman (Tande repente), un director extraordinario”.
Dehecho, Burman es muy optimista con respecto al futuro del cineargentino. “Creemos que Argentina es, tanto en el presente como enel futuro, un lugar clave en la producción cinematográficamundial. Y no lo digo con espíritu nacionalista, sino muyrealista. Hay una libertad creativa extraordinaria, y dentro de loque es la realidad del país, una ayuda del estado que es muyimportante”.
Eldirector ya está trabajando en su próximo proyecto: Sellamará El nido vacío y tratará sobre elmomento en que los hijos ya adultos se van de la casa y la pareja sereencuentra después de veinte años. “Se engloba otravez dentro de la construcción de la familia, pero supone uncambio en mi perspectiva de los hijos a los padres. Pero no tengoapuro. Quiero tomarme todo el tiempo necesario”.
Loque está claro ya es que Hendler no será elprotagonista de ese proyecto. “Me parece que está buenodescansar para recargar pilas. Es algo que en una pareja no se puedehacer. Pero en este caso me parece interesante hacer otra cosajuntos, por ejemplo, dentro de tres años. Es una forma decuidar esta buena relación”, explicó el actor.
“Laverdad es que es bastante intensa la relación con un actorcomo él”, admite Burman. “Entonces, es verdad que hay quecuidarla. Además, me parece un actor extraordinario que nosolamente tiene que trabajar conmigo sino hacer sus cosas con otrosdirectores”.
(publicadoen matices No. 49)
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